lunes, 2 de noviembre de 2009

Señorearse

¿Y cuándo te llega eso? La primera vez que te llaman de usted... no, ahí miras con un poco de comprensión con un "ay, que equivocación más tonta". Quizás cuando te dicen "señora", ahí te mosqueas. Esa camarera no sabe lo que dice o no se ha mirado al espejo, porque de todos es sabido, que el usted es para las personas MAYORES QUE TÚ. Así que a ver si nos aclaramos...
Hay otras señales. Los que se casan, hasta hace poco, jóvenes e inconscientes, ya son maduros comprometidos... y lo malo es que tienen tu edad. Puedes respirar hondo, no será tan malo. Los jóvenes e inconscientes, ya tienen criaturas propias, los demás echan cuentas, tú ya no echas ni polv... ejém: el señoreamiento está detrás de la puerta.

En el botellón están alumnos tuyos, hermanos pequeños, vecinos que eran muy chicos... algo intratable. Pero tú no vas porque no te va eso, ejem, que tos más tonta, es una vergüenza que deberían prohibir, de hecho. Los artistas que eran jóvenes cuando tú empezabas a seguirles, ya están muy maduritos. Y algo más importante todavía ¿por qué el pelo se deja de mover? para algunos ¿por qué se deja? pero para ellas... ¿acabarán irremediablemente en un casco que ni los policías nacionales?

En fin, aceptando el destino de jóvenes maduros e interesantes, ves a los chavales (expresión que abarca hasta los 25 años) como gente sin rumbo que, pobrecitos, menos mal que tú ya has pasado eso. Las modas de ahora son mucho más feas, de hecho, son las que tú usabas con 15 años, así que ya has superado lo que, toda la vida, se llamaron "pitillos"y no leggins. ¡Ay, que equivocados están todos, menos nuestra generación! Y eso no es señorearse, no. Eso es algo que sólo le pasa a lo demás ;)

viernes, 23 de octubre de 2009

Treinta y...

Y no somos más sabios, pero algo más sabemos. Por ejemplo, que las madres tenían razón: si no te cuidas tú, ¿quién te va a cuidar? También que las historias, buenas o malas, que duran toda la vida, tienen un principio y seguramente ahora lo estemos viviendo. También tenemos pistas de que somos como queremos ser y lo demás, son más excusas que verdades. Hay quien sabe que la gente no sabe cuando no está viajando. Y quien no sabe que los demás sabemos a que saben los besos que no se dan. Quienes encuentran su mundo en su interior, quienes los tienen después de muchos y grandes esfuerzos hechos hogar y quienes no lo quieren dejar de buscar.

Cada vez nos gustamos más y nos entendemos menos. Cada día hace el siguiente más incierto y, con suerte, más feliz. Ya podemos ser madres, padres y hasta espíritus santos... pero con el gustillo que da pecar. Reconociendo que lo hoy retro nos vestía en nuestra adolescencia, que los que tienen diez años menos no son tan chicos ni diez más, tan grandes, que la edad de nuestros padres ya es más que respetable y la nuestra es estupenda. ¡Ay! compañeros y compañeras de viaje... "queridos lectores" ;), aunque la vida a veces pierda su sentido, no hay que apurarse. Siempre nos quedará vivir para contarlo.