domingo, 3 de junio de 2012

En casa

Y no es que me haya ido a ningún sitio y haya vuelto, sólo me he quedado más horas en casa de lo que suelo estar y he ordenado esa montaña de papeles que amenazaba con recordarme demasiadas cosas. He de reconocer que no era tan fiero el león como lo pintaban y he sobrevivido bastante bien.
Para empezar, hay una caja terapéutica llena de papeles. Copias y copias de revisiones, correcciones, proyectos iniciados, papeles de listas de "tareas pendientes" y algunos hablándome de otras vidas.

El caso es que la habitación parece más predispuesta a pasar página y eso me alegra. Empiezo a darme cuenta de que tendré que tomar la iniciativa para ver si pasa algo de lo que me gustaría. También tengo que aclarar ese punto... me gustaría ser la guionista de mi vida. Decidir cual es el mejor de los escenarios para que algo suceda, crear personajes nuevos, permitir una clave de humor constante y hacer que todo parezca fácil y natural. Mientras lo logro, creo que es conveniente pasar de vez en cuando por casa, sobre todo para que no se me olvide continuar mi historia.




Así que prevenidos... ¡acción!

sábado, 5 de mayo de 2012

y 3.

Un buen amigo dice que todo lo importante tiene tres partes. Y puede ser. Quizás el 3 encierre algo que lo completa, que lo redondea y lo dota de importancia. O sólo sea un número más. En mi caso supone algo nuevo, ha llegado cerrando una etapa complicada, de la que la mente se abre a codazos y de las que, al terminar, todo parece haber cambiado a tu alrededor aunque no pudiste levantar la vista para verlo.

Por suerte, ha sido un final feliz de esos a los que sólo les falta un fundido en negro. Podría decir que he aprendido mucho pero, sinceramente, sólo a hacer una tesis y el contenido correspondiente. Creo que todo lo que la ha acompañado, esa vida atendida a ratos, es realmente la que ha tenido algo que enseñar. Esa gente que circula por ella a la cual me he cruzado en aulas, en ciudades extrañas, abriendo o cerrando frentes, marcando el camino o borrando las huellas.

Quienes he tenido cerca, me han enseñado a mantener el tipo bajo cualquier situación y yo he aprendido a solas a buscar el porqué de cada una de ellas. En teoría aceptando que la realidad se construye, en la práctica buscando la distancia para entenderla y sospechando, a mi pesar, que la sabiduría se alcanza cuando se acepta la incomprensión ante lo que sucede.

Así inauguro 33 años. Pensando que me voy a regalar un piano y a hacer las paces con una época ya lejana en la que tocaba a diario. Nuevos retos con raíces en el pasado, supongo. Y con muchas ganas de volver al presente.