miércoles, 25 de septiembre de 2013

Me sigue pasando

Si un alcohólico ha de tener una botella en casa sin abrir para demostrarse que ya ha dejado la bebida, es posible que los adictos a las historias extrañas necesitemos alguna cerca para ser conscientes de que eso es algo del pasado.

Mi historia extraña de esta nueva temporada (ya he asumido que mi vida tira más a teleserie que a largometraje) se podría titular "perezón". No porque los personajes recién aterrizados sean malos, al contrario, creo que mis guionistas cada vez se lo curran más, sino porque empieza a repetirse un ciclo demasiado aprendido. Lo llamaré "el final está ahí, justo al lado del principio", un FJP para abreviar. Los FJP se caracterizan por ser crónicas de muertes anunciadas, cuya lógica aplastante aparece casi entre pancartas, vítores de tus amistades y opiniones de los conocidos. Y además en el minuto 1. Un ejemplo de FJP sería "voy a saltar al otro lado del precipicio con mi elefante". Error. Los elefantes tienen grandes cualidades que los hacen útiles para cientos y cientos de cosas, pero lo de saltar precipicios lo llevan fatal. Cuando tú expones tu plan, tus mejores amigos te comentan "mira, te vas a matar". Tu miras a tu elefante y piensas "si tuviera alas, sería perfecto". Y, ojo, ahí coinciden todos. Las alas lo harían idóneo para saltar... pero que no, que no las tiene.

Pues cada vez me da más pereza desear alas que solucionasen esos finales. Y ser realista es tan gris y aburrido como necesario y casi natural en ciertas edades. Qué cosas más bonicas aprendemos con los años: hacemos callo en el trabajo, pasamos de la gente que no está en los círculos íntimos para no sufrir, aceptamos el mundo tal y como es (siempre que la miseria sea televisada y a golpe de mando/click que la haga desaparecer), lloramos cuando nadie nos ve y decidimos ser o no ser, como cantaba aquél.

Aunque a mi me sigue pasando. Miro embobada esa historia extraña, ya he aprendido que el final está ahí, casi al principio, e intento averiguar qué pasará en tan breve periodo de tiempo. Yo en mucho menos soy capaz de recorrer todas las neuras, miedos, nudos en el estómago, deseo y esperanza que suscita cualquier inicio de historia. Para llegar a confesar que se ha vivido habrá que tener muchos principios, aunque, sinceramente, voy cansándome de buscar alas para los elefantes y tiempo para narrar los instantes.

No sé, miraré la botella y la dejaré cerrada. Cambiaré mi película para vivir cien años, pero no creo que sea capaz de no acercarme a un FJP cuando lo vea llegar. Quizás sea que no quiero dejar de hacerlo.



domingo, 3 de junio de 2012

En casa

Y no es que me haya ido a ningún sitio y haya vuelto, sólo me he quedado más horas en casa de lo que suelo estar y he ordenado esa montaña de papeles que amenazaba con recordarme demasiadas cosas. He de reconocer que no era tan fiero el león como lo pintaban y he sobrevivido bastante bien.
Para empezar, hay una caja terapéutica llena de papeles. Copias y copias de revisiones, correcciones, proyectos iniciados, papeles de listas de "tareas pendientes" y algunos hablándome de otras vidas.

El caso es que la habitación parece más predispuesta a pasar página y eso me alegra. Empiezo a darme cuenta de que tendré que tomar la iniciativa para ver si pasa algo de lo que me gustaría. También tengo que aclarar ese punto... me gustaría ser la guionista de mi vida. Decidir cual es el mejor de los escenarios para que algo suceda, crear personajes nuevos, permitir una clave de humor constante y hacer que todo parezca fácil y natural. Mientras lo logro, creo que es conveniente pasar de vez en cuando por casa, sobre todo para que no se me olvide continuar mi historia.




Así que prevenidos... ¡acción!

sábado, 5 de mayo de 2012

y 3.

Un buen amigo dice que todo lo importante tiene tres partes. Y puede ser. Quizás el 3 encierre algo que lo completa, que lo redondea y lo dota de importancia. O sólo sea un número más. En mi caso supone algo nuevo, ha llegado cerrando una etapa complicada, de la que la mente se abre a codazos y de las que, al terminar, todo parece haber cambiado a tu alrededor aunque no pudiste levantar la vista para verlo.

Por suerte, ha sido un final feliz de esos a los que sólo les falta un fundido en negro. Podría decir que he aprendido mucho pero, sinceramente, sólo a hacer una tesis y el contenido correspondiente. Creo que todo lo que la ha acompañado, esa vida atendida a ratos, es realmente la que ha tenido algo que enseñar. Esa gente que circula por ella a la cual me he cruzado en aulas, en ciudades extrañas, abriendo o cerrando frentes, marcando el camino o borrando las huellas.

Quienes he tenido cerca, me han enseñado a mantener el tipo bajo cualquier situación y yo he aprendido a solas a buscar el porqué de cada una de ellas. En teoría aceptando que la realidad se construye, en la práctica buscando la distancia para entenderla y sospechando, a mi pesar, que la sabiduría se alcanza cuando se acepta la incomprensión ante lo que sucede.

Así inauguro 33 años. Pensando que me voy a regalar un piano y a hacer las paces con una época ya lejana en la que tocaba a diario. Nuevos retos con raíces en el pasado, supongo. Y con muchas ganas de volver al presente.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Señorearse

¿Y cuándo te llega eso? La primera vez que te llaman de usted... no, ahí miras con un poco de comprensión con un "ay, que equivocación más tonta". Quizás cuando te dicen "señora", ahí te mosqueas. Esa camarera no sabe lo que dice o no se ha mirado al espejo, porque de todos es sabido, que el usted es para las personas MAYORES QUE TÚ. Así que a ver si nos aclaramos...
Hay otras señales. Los que se casan, hasta hace poco, jóvenes e inconscientes, ya son maduros comprometidos... y lo malo es que tienen tu edad. Puedes respirar hondo, no será tan malo. Los jóvenes e inconscientes, ya tienen criaturas propias, los demás echan cuentas, tú ya no echas ni polv... ejém: el señoreamiento está detrás de la puerta.

En el botellón están alumnos tuyos, hermanos pequeños, vecinos que eran muy chicos... algo intratable. Pero tú no vas porque no te va eso, ejem, que tos más tonta, es una vergüenza que deberían prohibir, de hecho. Los artistas que eran jóvenes cuando tú empezabas a seguirles, ya están muy maduritos. Y algo más importante todavía ¿por qué el pelo se deja de mover? para algunos ¿por qué se deja? pero para ellas... ¿acabarán irremediablemente en un casco que ni los policías nacionales?

En fin, aceptando el destino de jóvenes maduros e interesantes, ves a los chavales (expresión que abarca hasta los 25 años) como gente sin rumbo que, pobrecitos, menos mal que tú ya has pasado eso. Las modas de ahora son mucho más feas, de hecho, son las que tú usabas con 15 años, así que ya has superado lo que, toda la vida, se llamaron "pitillos"y no leggins. ¡Ay, que equivocados están todos, menos nuestra generación! Y eso no es señorearse, no. Eso es algo que sólo le pasa a lo demás ;)

viernes, 23 de octubre de 2009

Treinta y...

Y no somos más sabios, pero algo más sabemos. Por ejemplo, que las madres tenían razón: si no te cuidas tú, ¿quién te va a cuidar? También que las historias, buenas o malas, que duran toda la vida, tienen un principio y seguramente ahora lo estemos viviendo. También tenemos pistas de que somos como queremos ser y lo demás, son más excusas que verdades. Hay quien sabe que la gente no sabe cuando no está viajando. Y quien no sabe que los demás sabemos a que saben los besos que no se dan. Quienes encuentran su mundo en su interior, quienes los tienen después de muchos y grandes esfuerzos hechos hogar y quienes no lo quieren dejar de buscar.

Cada vez nos gustamos más y nos entendemos menos. Cada día hace el siguiente más incierto y, con suerte, más feliz. Ya podemos ser madres, padres y hasta espíritus santos... pero con el gustillo que da pecar. Reconociendo que lo hoy retro nos vestía en nuestra adolescencia, que los que tienen diez años menos no son tan chicos ni diez más, tan grandes, que la edad de nuestros padres ya es más que respetable y la nuestra es estupenda. ¡Ay! compañeros y compañeras de viaje... "queridos lectores" ;), aunque la vida a veces pierda su sentido, no hay que apurarse. Siempre nos quedará vivir para contarlo.